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17/10/10

DESAYUNOS EN LA LUNA (Por Anselmo)



Creo que el fundamento del procedimiento actual del desayuno lo tiene una calaverada, como cuando Alcibíades tiró sus tesoros al mar o Marco Antonio cambió el Imperio por los labios de Cleopatra, y sobre todo, de una frase hecha de uso común en el Parque, el reto explícito: "no tienes cojones". Locución que lanzamos al aire, como cuando tiramos un palo a un perro para que lo recoja y juegue. Después ese palo lo convertimos comúnmente en arma arrojadiza, que a su vez, una vez en el aire, se transforma en un bumerán que regresa sobre nuestra posición; algo así como le pasa a la granada explosiva de la responsabilidad: nos la quitamos de encima y luego sin previo aviso vuelve y nos explota en la cara (¿tal vez en forma de imputación judicial?) Y con el asunto que nos atañe, desayuno frente a operatividad, seguramente ha pasado algo parecido. Jugando decimos: "no hay huevos de volarle la cabeza al cabo con una manguera de 70 mm a 6 atm". Que no, ahora mismo, je, je, y lo convertimos en menoscabo. "No hay cojones de rapelar desde el último piso de la torre con un mosquetón y un alambre". Que no, ahora mismo. ¡Jerónimo! "No tenéis cojones de salir a desayunar todos juntos con un tren de salida tan largo que se vea desde la Luna o con el Google Earth". Que no, ahora mismo. "No hay cojones de salir a desayunar dividiendo la brigada en dos turnos". Que no, ahora mismo. Y como convivimos con vacío de autoridad, ausencia de criterio y falta de control, nos han nombrado a cambio los herederos universales de una criatura calavérica, uno de los mayores pecados del hombre: la ligereza. Con "el no tienes cojones" nos dieron a escoger entre hueso (el impulso irracional) y solomillo (lo que dicta el interés general) y todavía estamos pensativos chupando hueso, con la mandíbula descolgada y los ojos más abiertos que los de una brótola pisada en la ruta del bacalao. A ver si hay alguien con lo que hay que tener..., un gran... sentido de la responsabilidad y de la mesura, y que con dos cojones nos proponga: ¿a qué no hay huevos de tomar una decisión por autoridad? Y a ver si tenemos redaños de asumirla, pidiendo responsabilidad a los responsables, y a los que no lo son; y así de paso nos zampamos el solomillo y digerimos, y asimilamos, el interés general; con una de las verdes, si no estamos de guardia. Salud

Anselmo

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