Con motivo de la preparación técnica del personal del Grupo de Rescate del Servicio Contra Incendios del Ayuntamiento de Granada, se prepara la exploración del Sistema Kárstico de Hundidero-Gato, situado en las localidades de Montejaque y Benaoján en la provincia de Málaga y que cuenta con un desarrollo total de 7.818 m, de los que haremos un recorrido de 4.500 m. y un desnivel de -219 m, constituyendo una de las travesías espeleológicas más importantes de Andalucía, sin duda un referente obligatorio para el espeleólogo andaluz.
Para ello se procede a pedir el correspondiente permiso para visitar la cavidad a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Parque Natural “Sierra de Grazalema”, el cual nos lo conceden para 20 personas del GREPS.
La boca de Gato, con unos 40 m de altura, es bastante espectacular. En ella vuelven a emerger las aguas del río Gaduares unidas a las que, provenientes del acuífero, afloran en este punto y se despeñan hasta el Charco Frío, una poza de frías y cristalinas aguas. Esta agua pronto afluye en el río Guadiaro junto al puente de la vía férrea.
La entrada de la Cueva del Gato, así llamada por la curiosa forma que representa su boca, fue utilizada desde muy antiguo por el hombre. Ya en el Paleolítico Superior, hace unos 14.000 años, fue frecuentada por el hombre que dejó en ella algunas pinturas rupestres de animales, como la de un ciervo recientemente descubierta y algunos utensilios en sílex, caso de laminillas de borde abatido claramente magdalenienses. Posteriormente en el Epipaleolítico siguió siendo habitada aunque adquirió mayor importancia durante el Neolítico, Calcolítico y Edad del Bronce. De estas épocas se han encontrado hachas pulimentadas, bellas cerámicas decoradas, útiles en hueso y sílex, cuentas de collar, esqueletos humanos y algunas pinturas cuyo mejor ejemplo es un arquero dada a conocer anteriormente por el Abate Breuil, padre de la Prehistoria, quien visitó la cavidad en 1914. Todo ello hace de la Cueva del Gato uno de los yacimientos prehistóricos más importantes no sólo de Andalucía sino de la Península Ibérica.
Para ello se procede a pedir el correspondiente permiso para visitar la cavidad a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Parque Natural “Sierra de Grazalema”, el cual nos lo conceden para 20 personas del GREPS.
La boca de Gato, con unos 40 m de altura, es bastante espectacular. En ella vuelven a emerger las aguas del río Gaduares unidas a las que, provenientes del acuífero, afloran en este punto y se despeñan hasta el Charco Frío, una poza de frías y cristalinas aguas. Esta agua pronto afluye en el río Guadiaro junto al puente de la vía férrea.
La entrada de la Cueva del Gato, así llamada por la curiosa forma que representa su boca, fue utilizada desde muy antiguo por el hombre. Ya en el Paleolítico Superior, hace unos 14.000 años, fue frecuentada por el hombre que dejó en ella algunas pinturas rupestres de animales, como la de un ciervo recientemente descubierta y algunos utensilios en sílex, caso de laminillas de borde abatido claramente magdalenienses. Posteriormente en el Epipaleolítico siguió siendo habitada aunque adquirió mayor importancia durante el Neolítico, Calcolítico y Edad del Bronce. De estas épocas se han encontrado hachas pulimentadas, bellas cerámicas decoradas, útiles en hueso y sílex, cuentas de collar, esqueletos humanos y algunas pinturas cuyo mejor ejemplo es un arquero dada a conocer anteriormente por el Abate Breuil, padre de la Prehistoria, quien visitó la cavidad en 1914. Todo ello hace de la Cueva del Gato uno de los yacimientos prehistóricos más importantes no sólo de Andalucía sino de la Península Ibérica.
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