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27/10/10

Diablo sobre ruedas

Introducción

Si en algo estamos de acuerdo la mayoría de los bomberos conductores es que nuestra situación en el Servicio de Extinción de Incendios es manifiestamente mejorable. Aspectos fundamentales desde el punto de vista profesional como son la formación, la promoción interna, la organización, la definición del puesto de trabajo, etc, están un tanto olvidados cuando de nosotros se trata, dando lugar a cierto desencanto y desánimo que en muchos casos se hace palpable casi desde los inicios de nuestra vida profesional. Evidentemente esta situación no es buena para nadie, ni para los bomberos conductores, ni para el correcto funcionamiento del SPEIS. El único fin de esta propuesta es aportar una serie de ideas que pueden contribuir a la mejora de las expectativas profesionales de todos los que formamos el colectivo de bomberos.

Situación actual

Al bombero conductor, en el momento de opositar se le exige una capacitación profesional acreditada documentalmente, a través de los correspondientes permisos de conducir para vehículos de todo tipo de tonelaje, además de las preceptivas y oportunas pruebas de aptitud profesional. Sin embargo, el día a día, nos demuestra que poco, o ningún valor, se da a esta especialización inicial, cuando vemos, como una guardia sí y otra también, se pasa por alto llevar un bombero conductor a una pequeña salida, por no decir de la importancia de abrir un tren a la hora de intervenir en un siniestro de mayor importancia (todo aliñado con un “no, prefiero llevarme a un bombero”).

Por otra parte, cada vez que entramos de guardia nos encontramos con la absurda diferenciación entre bomberos y bomberos conductores, en contra de lo que dicta el sentido común, deberíamos recibir una formación genérica y conjunta que permita a unos y otros desempeñar sin dificultad los diferentes cometidos de forma que, en caso de necesidad, todos tengamos la capacitación necesaria para solventar cualquier situación. Es mucho más lógico que a todos los miembros del SPEIS se nos requiera el mismo nivel de exigencia, el correcto cumplimiento de los protocolos de intervención o se nos dote del mismo nivel de equipación y protección, en definitiva, que todos estemos integrados, debidamente formados y por lo tanto capacitados y en buena disposición de realizar todo tipo de funciones y trabajos propios de un Servicio de Bomberos. En la actualidad, es evidente que la situación nada tiene que ver con lo descrito anteriormente, tenemos un grupo de bomberos (especializados en la conducción y manejo de vehículos pesados) incapacitados por definición para trabajar como bomberos.

Los bomberos conductores, que no olvidemos son bomberos en la mayoría de los parques salvo alguna que otra excepción (Granada), nos vemos sistemáticamente desplazados e infrautilizados en el momento en el que llegamos a los siniestros, en las maniobras del parque o en la formación que recibimos en la Escuela de bomberos. Con esto, no quiero decir que los bomberos conductores tengan que asumir funciones que ya desempeñan los bomberos, pero sí que a todos los efectos se nos considere uno más ya que vestimos el mismo uniforme, vamos a los mismos siniestros, asumimos los mismos riesgos, en definitiva somos bomberos y en consecuencia deberíamos contar como uno más con el fin de evitar el desánimo, el desinterés, la incapacidad y la inseguridad que genera estar insuficientemente formados, ignorados e infravalorados.

Insistiendo en la formación, hay que destacar la discriminación a la hora de formarse profesionalmente. Desde siempre, la formación que hemos recibido en la Escuela se ha centrado mucho en cuestiones relacionadas con los vehículos y la conducción, reduciendo ostensiblemente la carga lectiva en materias fundamentales de nuestra formación como bomberos. Este hecho, si bien se viene consiguiendo en parte, es un hecho que me parece un gravísimo error que sólo sirve para agravar las diferencias entre compañeros y que además resta eficacia al funcionamiento del SPEIS.

Conclusiones:

  1. Es importante que la dirección del Servicio se pronuncie con rotundidad para que a nadie le queden dudas al respecto y deje claro que los bomberos conductores, somos precisamente eso: bomberos, que formamos parte de un equipo donde, aunque cada uno tiene un cometido y una función determinada, todos compartimos un mismo fin que es el de solventar una situación concreta y donde a todos se nos debe exigir lo mismo (preparación, uniformidad, equipación, protección, etc.) independientemente de cuál sea nuestro cometido concreto.

  1. Que tenemos el derecho y también la obligación de formarnos convenientemente, no sólo en los cometidos específicos como conductores, sino en todo lo relacionado con la profesión de bombero. Por lo que esta debe realizarse de forma conjunta con el resto de los bomberos, siendo exclusiva sólo en aquellas cuestiones puntuales que así se considere oportuno.

  1. En relación con la promoción interna, es indispensable que tengamos las mismas oportunidades que el resto del colectivo, que exista la posibilidad real de promocionar en igualdad de condiciones. Para ello el SPEIS necesita adoptar una serie de medida para reconducir la situación actual, pero tendiendo claro que estas no pueden limitarse a meros retoques de las funciones y de los cometidos para las distintas categorías profesionales más alguna que otra circular con las órdenes pertinentes. De nada sirve reordenar cometidos y dar órdenes, si no existe el marco apropiado para ponerlas en práctica.

  1. Es necesario redefinir las funciones de cada categoría de tal forma que estas tengan un sentido y un contenido real acorde con las necesidades actuales del Servicio.

Por Autrey Galeote

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