BIENVENIDOS AL BLOG DE BOMBEROS GRANADA

29/1/11

Mi centro de trabajo. Área de Protección Ciudadana del Ayto. de Granada

Donde, el sistema de megafonía por donde se dan los avisos de una emergencia que necesita ser atendida, un accidente, un incendio de vivienda, etc., no se escucha en todas las dependencias del parque y en las que se escucha tienes que afinar el oído para lograr entender si es el aviso de un accidente o te están llamando para comer.

Donde, las cocheras de los vehículos, a pesar de ser salida de vehículos de emergencias, tienen unas señales de prohibido estacionar, pero no prohíben la parada de cualquier vehículo.

Donde, te puedes encontrar a cualquier persona vestida de paisano, sin identificar, paseando por el interior de las instalaciones a cualquier hora del día o de la noche sin saber, quién es, a qué ha venido, qué intenciones tiene, etc.

Donde, cuando abres una cochera para salir con un vehículo pesado de emergencias, resulta que no puede salir porque hay un vehículo estacionado impidiendo el paso, ya sea de un ciudadano anónimo, de un compañero que ha venido a pasear por el centro y estaciona su vehículo en base a cierta inmunidad, o de un compañero que en pro del “buen rollito” ha estacionado su furgo delante de la cochera, no sin antes dejar las llaves a cualquier bombero de guardia, para que cuando haya una emergencia se preocupe en quitar su furgo antes de salir a realizar cualquier salvamento…

Donde, los vehículos de la agrupación de voluntarios de protección civil, disponen de las cocheras más cercanas y operativas a la salida del personal, mientras que un bombero, miembro de un servicio profesional y permanente de emergencias tiene que recorrer todas las cocheras sorteando vehículos para subirse al vehículo asignado al final de las cocheras.

Donde, no existe un procedimiento claro de activación del servicio ante cualquier emergencia. Lo mismo se da el aviso por radio, que se llama al móvil del mando de guardia, para no molestar al resto de compañeros. Unas veces se hace sonar la señal de alarma otras no. Donde la señal de alarma pierde toda fuerza al utilizarse unas veces si y otras no, unas veces se escucha otras no.

Donde, cuando regreso de un incendio donde he usado el equipo de respiración no tengo otro en el almacén (no hay almacén) para reponer de inmediato y tengo que desmontarlo cargar la botella y limpiarlo mientras el vehículo se queda momentáneamente sin un equipo de respiración. Sin un equipo o sin todos, según se hayan utilizado.


Pregunto:

¿Esto es un Servicio de Emergencias y de seguridad ciudadana?

¿Por qué cuando voy a realizar un trámite a la delegación de industria, por ejemplo, tengo que pasar un detector de metales, dejar mi DNI para que lo escaneen, y pasar delante de 2 guardias de seguridad y aquí no hay siquiera una cámara de seguridad?

¿Quién dirige este servicio?

¿Quien impone normas?

¿Quien organiza y garantiza la operatividad del servicio?

¿Quién garantiza el mejor tiempo de respuesta posible?

¿Quién optimiza los recursos?

¿Sabe el político como funciona su servicio de bomberos?

¿Quién pide cuentas y resultados a los responsables de este Servicio?

¿Existen objetivos a corto, medio y largo plazo para la organización de este servicio?

¿Quién debe dar seriedad, eficacia y prestigio a este Servicio?


Parece el mundo al revés... y todavía habrá alguien que piense y pregone que este servicio "va bien..."

Fiesta de Bomberos

23/1/11

Mientras andábamos a gatas...........

Con este relato extraído del manual “Flashover” de Paul Grimwood queremos fortalecer a los compañeros que de forma voluntaria están trabajando en el estudio, perfeccionamiento y desarrollo de nuestras intervenciones en incendios. Un campo que requiere de mucho tiempo de aprendizaje y dedicación, pero a la vez entretenido y gratificante. Con el único fin de transmitir estos resultados y conclusiones al resto de compañeros, por lo que aún se considera más admirable.

"Mientras andábamos a gatas dentro de la habitación, el rugido del fuego era algo desconcertante. El espeso humo iba depositándose, dejando el plano neutro a unos cinco pies sobre el nivel del suelo y el calor que era radiado hacia abajo desde el techo podía sentirse claramente a través de las sólidas capas de nuestra ropa protectora.


Miré directamente encima de nuestra posición, dentro de la oscuridad del humo, y noté como lenguas de llamas amarillas rodaban por el techo, separándose del cuerpo principal del fuego que ardía en la esquina más lejana del compartimiento. Habíamos avanzado unos 4 pies dentro de la habitación cuando alargué la mano para coger el surtidor del carrete de alta presión y descargué la más breve pulsación de agua nebulizada dentro del estrato superior, encima de nuestras cabezas. No hubo retorno de gotas en términos de partículas de agua y el sonido de borboteo sugería que la niebla estaba haciendo su trabajo en la capa de gases súper calentados. Las lenguas de fuego se dispersaron por unos pocos breves segundos, antes de reanudar su misterioso serpenteo hacia el punto de acceso abierto (puerta) situado detrás de nosotros. "Aguanta el agua" gritó Miguel. Mientras avanzábamos lentamente dentro de la habitación, me di cuenta de que estaba poniendo mi más profunda confianza en aquel hombre.


El humo continuaba depositándose alrededor de nosotros y observé sobrecogido cómo varias bolsas de gases de fuego se inflamaban, cada una por un breve segundo, enfrente de mis ojos, a unos tres pies del suelo.

Podía sentir como el momento del Flashover se estaba acercando rápidamente e instintivamente alargué la mano para coger el surtidor de nuevo. "ESPERA" gritó Miguel mientras alargaba la mano hacia atrás y daba una patada a la puerta de acceso casi cerrada. Me sentí extremadamente vulnerable pero entonces, como si se apagase con un grifo, el fuego repentinamente perdió su rugido y las llamas que rodaban por encima se dispersaron completamente. Todo se hizo oscuro, mientras el fuego chisporroteaba y el humo se depositaba hacia el suelo. Hubo un misterioso silencio dentro de esta intensa experiencia. Miguel me quitó el surtidor de las manos y descargó varias breves pulsaciones de agua nebulizada, en un ajuste amplio, en las partes altas de la habitación. De nuevo no hubo retorno de gotas y se podía casi sentir las partículas de agua suspendidas dentro de la capa de gases inflamables súper calentados. La presión del vapor y la humedad fueron insignificantes y cualquier motivo de aire fue inadvertido. La radiación térmica desde arriba había disminuido considerablemente reduciendo la posibilidad de Flashover. Entonces oí la voz de Miguel pidiendo una acción de ventilación táctica exterior y, casi instantáneamente, la capa de humo empezó a elevarse mientras los bomberos en la calle abrían la ventana de la habitación. El fuego en la esquina de la habitación volvió a activarse visiblemente de nuevo mientras incrementaba su intensidad, sin embargo esta vez las lenguas de fuego en la capa del techo eran dirigidas hacia la ventana abierta y lejos de nuestra posición".

14/1/11

EL CLUB DE LOS BOMBEROS MUERTOS

En caso de que exista lo que nos han contado sobre la otra vida, no cabe la menor duda de que el cielo de los bomberos en realidad es el infierno. Los bomberos no aspiran finalizar el viaje junto a San Pedro, prefieren el Averno del caído Luzbel donde la vocación les conduce, arropados por las llamas de un eterno flash-over, alrededor de una mesa camilla a punto de inflamarse y así disfrutar de la conversación de bomberos, exploradores, tahúres y toreros de otro tiempo, lugar y condición y de la compañía de hechiceras complacientes (por no decir otra cosa), meigas para los del eje gallego-andaluz, donde el cartel de prohibido fumar ya no tiene sentido y el de no beber alcohol menos. Pero bueno, en Granada llevaremos ventaja cuando nos den por malvas, ya que pasaremos a la capital del infierno, Pandemonio, con la experiencia adquirida y los cuernos retorcidos en este «Parquemonio» que nos ha tocado vivir.

Se accede al selecto Club de los Bomberos Muertos sin necesidad de concurso, pruebas físicas o convocatoria previa; la celosa muerte que todo lo requiere se encarga de ello, tiene la plena competencia. Esta ilustre Bella Dama que nos pica el último billete y nos cierra el picaporte, además de la vida, se lleva bajo su túnica las anécdotas, lances y remembranzas de aquellos compañeros que nos han dejado huérfanos. Por ello aquí, en este valle de lágrimas, quisiéramos fundar una sede del CLUB DE LOS BOMBEROS MUERTOS, donde con vuestra colaboración y la extensión de vuestra memoria, podamos rescatar el mayor número de recuerdos de los bomberos que tan dignamente sirvieron en este oficio. Hay algunos que piensan que obtener en propiedad la plaza les confiere dignidad; nuestros ancestros, al contrario, dignificaron la profesión ejerciendo su labor en condiciones precarias y difíciles. Os invitamos a recoger una crónica del Parque y rendir homenaje a nuestros predecesores. Gracias por vuestra colaboración.

NOTA: podéis enviar vuestros relatos a la dirección de correo electrónico del blog, granadabomberos@gmail.com. Un extracto del material que enviéis será publicado en este blog.

Fdo. Cardenio

9/1/11

Elegía

De ser "el Jefe de los que no hacen nada" (según su irónica y genial tarjeta de presentación) ha pasado a la eterna nada, a la última inactividad. Nos deja huérfanos sobre todo a nosotros, pero también a los Gremlins de los sabotajes, que ahora aburridos no encuentran a nadie que les haga frente. Y es que el Alfonso no tiene sucesor. Ya lo dije antes: «lo echamos en falta; cada vez que miro los planos y mapas que tapizan el panel de la zona de duchas, a los que añadió oportunos focos para facilitar su uso, me viene a la mente el recuerdo de verlo trabajar, con las gafas de cerca bailando sobre la punta de la nariz, esgrimiendo un destornillador y batiéndose el cobre (¡en garde!) con un enchufe o con la Bruja Avería, entreteniendo su tiempo, su temperamento y su pensamiento, mientras pedía colaboración con un "niño, mándame a un bombero, sin prisas, cuando puedas, que las prisas las carga el diablo"».

«Se llamaba Alfonso Mendoza, nombre de conquistador extremeño, acrisolado en cantinas, conservado en palo cortao y carajillo, reliquia de conocimientos callejeros. Ha dejado vacante la jefatura de los que no hacen nada, pero ha ganado el Juicio Final, el sumario de nuestra opinión. La brujería de sus pequeños arreglos permanecen y lanzan aullidos por su jefe; de momento, y cruzo dedos, campan a sus anchas en servicio activo. Nos dejó un buen recuerdo y conectó las luces que nos permiten mirar con más lucidez las calles hacia dónde debemos dirigirnos; algunas son el infierno, otras nuestro futuro».

LOTARIO